Después de unas largas y relajantes vacaciones, Ana y
Javier se encontraron en un bonito bar del centro de su ciudad. Pidieron unos
capuchinos y comenzaron hablar de todo
aquello que les había pasado aquel verano.
-
Estoy muy contenta de que por fin nos hayamos visto- dijo
Ana muy ilusionada.
-
Yo también la verdad es que después de haber estado todas
las vacaciones de un sitio para otro sin para en casa, cansa y echas de menos
la tranquilidad.
-
¿Cómo que echas de menos la tranquilidad? Pero Manuel con
la suerte que tienes de poder viajar por todo el mundo- le pregunto
sorprendida.
-
La verdad es que es difícil de explicar -argumento
él- Esto de viajar es sorprendente
porque conoces a mucha gente diferente que te muestra cosas… Inexplicables,
pero siempre echaras de menos la calidez de tu casa o cuando estas tumbado en
el sofá sin hacer nada simplemente estas relajado, té sientes cómodo, todos tus
problemas desapareces y todo esto te acaba aportando él sueño. Y no hay otro
lugar en el mundo que te proporcione esa sensación.
-
La verdad es que tienes razón, porque siempre que estoy
de vacaciones un tiempo largo deseo llegar a casa y estirarme en el sofá. ¿Pero
donde fuiste de vacaciones?
-
Viaje por Australia y una pequeña parte de Indonesia.
¡Precioso!
-
¿Australia? Enserio siempre he deseado ir allí algún día…
¿Y tienes fotos?
-
Si, tengo algunas fotos en el móvil. – dijo Javier
mostrándole alguna.
-
¡Dios, esto es el paraíso! El agua transparente y
tranquila, la arena tostada por las horas de calor Y parece casi como si pudiera
oír las olas del mar tocando la arena aquí miso.
-
Era como un sueño. La playa sin nadie y la selva que se
desplegaba por detrás, un laberinto para aquellos que no la conocían.
-
Algún día me podrías mostrar todas las fotos, porque me
siento como si estuviera allí, tienen un gran sentimiento.
Ana y Juan se levantaron de las silla y se fueron
hablando entra la multitud. 
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